Padecer malaria en Bolívar se ha convertido en un viacrucis

Carlos Suniaga.- En el estado Bolívar, al sur de Venezuela, aumentan cada vez más los casos de personas contagiadas con paludismo.

Según la cifra preliminar ofrecida por la viceministra de salud, Moira Tovar, hace diez días, en la semana epidemiológica 43 se habían contagiado 12 mil personas sólo en Bolívar y habían fallecido 32. Esto representa un incremento exponencial con respecto a los casos del año 2016.

El incremento en la estadística, se evidencia en los ambulatorios, que a diario reciben cientos de personas en espera del tratamiento, que generalmente no llega o es suministrado incompleto.

En el sur del país, la principal zona geográfica de contagio son las minas de oro, situadas en el área sureña de Bolívar. José Romero, un paciente con paludismo, que esperaba sentado en el piso, relató que ante la crisis económica de Venezuela y al no tener cómo mantener a su mujer y dos hijos, viajó hasta la zona aurífera de El Dorado. Cuenta que allí estuvo apenas tres días y eso le bastó para enfermarse de malaria. Los síntomas del padecimiento lo obligaron a regresar a su casa, enfermo, debilitado y sin dinero. Ahora enfrenta un verdadero viacrucis.

Al no conseguir tratamiento, Romero debe hacer vigilia día y noche frente al ambulatorio Las Manoas en San Félix hasta que aparezca el medicamento que debe ser otorgado para 14 días, de lo contrario no se cura, y los síntomas volverán.

La historia de Romero se repite en casi todos los pacientes. La mayoría se mantienen acostados en la grama del ambulatorio, pues tampoco hay un área de espera “decente”. Mientras tanto, ellos aguardan, pero no con tanta paciencia. “Yo digo que mientras haya vida, hay esperanza”, dijo una muchacha que llevaba dos días durmiendo en el ambulatorio, sin recibir tratamiento aun.

Cabe destacar que aunque las zonas con mayor incidencia son las minas, en Bolívar el paludismo ya está presente en la ciudad y hay contagios en zonas urbanizadas. A esto, se le suma la poca eficiencia en operativos de fumigación para erradicar el vector.

El “bachaqueo” del tratamiento es un hecho

Tanto los pacientes como las autoridades reconocen que hay reventa de medicamentos, lo que popularmente se conoce en Venezuela como “bachaqueo”, pero pareciera que no se hace nada para atacar el problema.

Este martes, los enfermos contaron que estando en la cola, algunas personas les pedían hasta 900 mil bolívares por las pastillas, “no los compré porque no tenía el dinero”, dijo una abuela de unos 60 años que hacía cola. Recalcó que, de haber contado con ese monto, los habría pagado, pues se trata de su salud, aunque está consciente que es ilegal comprarlo y venderlo.

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