Un polémico 39 aniversario de la Revolución sandinista encabezado por el régimen de Daniel Ortega se celebró en la Plaza de la Fe en Managua, capital de Nicaragua, luego de la fuerte represión que se fomenta con la participación de paramilitares que han cobrado la vida de más de 300 personas.
En los discursos previos a la intervención de Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, llamó la atención las palabras del Comisionado de Policía, Manuel Avellán, que dijo que van “a limpiar el departamento de Masaya y todo el territorio nacional al costo que sea”, declarando además en un acto político.
Sin embargo, el evento estuvo opacado por el conflicto que vive la nación centroamericana desde hace tres meses al quedar cancelada la vigilia que suele preceder a la jornada festiva.
Con un guión copiado al régimen venezolano, se registraron múltiples autobuses que trasladaron personas a la concentración para aparentar un apoyo popular irrestricto.
“Encaminados en cristianismo, en amor en Cristo, en amor al prójimo, en socialismo, en solidaridad, el 39 aniversario enrumbado hacia muchas nuevas victorias”, dijo Murillo, que una vez más apeló a la religión como instrumento de manipulación política.
Ortega, en su declaración arremetió contra la iglesia católica a la que acusó de almacenar armas en los templos y de cometer ritos satánicos.
Intervino en el lugar el canciller venezolano Jorge Arreaza, que públicamente puso a disposición de Ortega el ejército venezolano.
Por otra parte, la oposición se mantiene a la expectativa y espera para reanudar las protestas pese a la escalada violenta y autoritaria de Ortega y Murillo.
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