Cada año, durante la visita de la Divina Pastora a la Basílica de Santa Rosa en Barquisimeto, centenares de fieles la acompañan para agradecer los favores recibidos, pedir por alguna mejoría de salud, laboral o sentimental y pagar esas promesas hechas a la virgen.
Durante la peregrinación, el calor y el cansancio generan que quienes caminan por cada una de las estaciones de la procesión se detengan a comprar algo para refrescarse o comer. Por eso en cada esquina se encuentran los tradicionales puestos de “raspados” que son un vaso lleno de hielo granizado con jarabe de algún sabor y leche condensada que ayudan a mitigar el calor.
Asimismo, encontrarán entre la caminata los puestos de cotufas, tostones y mango con sal, bocadillos que dan sabor a la peregrinación.
Finalmente, para consentir a los más pequeños, también se encontrarán los vendedores de algodón de azucar, dulce que está por todas las calles y es de colores.