OEA no logró consenso sobre Venezuela, sesión sigue abierta

Patrizia Aymerich. Pese a que el gobierno de Venezuela aseguró que no volvería a participar en reuniones de la Organización de Estados Americanos, su canciller, Delcy Rodríguez, fue la primera en tomar la palabra ayer, para hacer énfasis en que no avalaría ni reconocería la decisión que saliera del seno de una reunión cuyo centro era la crisis del país centroamericano, una vez más.

No hubo necesidad. La delegada de Caracas salió apresurada justo al poner punto final a sus palabras, pero pronto se habrá enterado de que las 33 naciones reunidas en Cancún, México, no llegaron a un consenso sobre el asunto, una vez más.

“La Constituyente está en la Constitución que nos dejó presidente Chávez. La Constituyente o es más que un diálogo masivo para resolver nuestros problemas”, defendía Rodríguez.

La aplicabilidad de la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por el presidente de Venezuela Nicolás Maduro Maduro, para modificar los poderes públicos, pasó a ser uno de los temas centrales, demás del restablecimiento del hilo constitucional y la liberación de los presos políticos.

Sin embargo, y a pesar de los contundentes mensajes los delegados de Perú, Chile y Costa Rica, la falta de consenso y las abstenciones hicieron que no se llegara a los 23 votos requeridos para aprobar alguna de las dos propuestas presentadas, en las que solicitaban al Estado venezolano “reconsiderar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente como está actualmente concebida”.

En los dos textos, el grupo de países contrario al gobierno de Maduro excluyó demandas claves como la liberación de los políticos presos o el cese del enjuiciamiento de civiles en tribunales militares, con el fin de lograr el apoyo de algunas naciones de la Caricom. Pero tampoco lo lograron.

Al principio de la reunión, los representantes caribeños se quejaron de no haber recibido los documentos en francés como corresponde, para luego abrir un debate porque la Caricom había retirado uno de sus textos.

San Vicente y Las Granadinas presionó para que este texto fuera consultado en la plenaria, pues ellos no habían sido informados sobre el retiro, lo que explica la división cada vez más creciente dentro de los países del Caribe entre aquellos críticos al chavismo –Bahamas, Guyana, Barbados, Jamaica, Belice y Santa Lucía– y los que están a favor, a razón del subsidio de petróleo con Petrocaribe.

Así, la propuesta del grupo de los 14 –impulsores del diálogo sobre Venezuela– fracasó con 20 a favor, 8 abstenciones, 5 en contra y una ausencia –la de Caracas–, mientras que la del Caribe lo hizo por 8 apoyos, 11 abstenciones, 14 en contra y la misma ausencia.

“La inacción de hoy nos será reprochada y nos debilita. Le quedamos mal a millones de venezolanos que esperaban una respuesta con esperanzas”, dijo fuertemente el canciller de Chile, Heraldo Muñoz.


Para el representante de Perú, Ricardo Luna, “el proceso que vive Venezuela es trágico e inaceptable. La Constituyente tiene un origen oscuro e ilegítimo”.

Los cancilleres del grupo de los 14 expresaron su decepción por terminar otra reunión vacía, después de que la del 31 de mayo en Washington tuviera que ser suspendida sin llegar sin haber podido votar.

La oposición venezolana también esperaba un convenio que fortaleciera la lucha internacional que lleva a cabo en contra del régimen venezolano, especialmente en este encuentro previo a la 47 Asamblea General de la OEA que se lleva a cabo hoy.

Al finalizar el encuentro, 11 países de los 14 –Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, México, Paraguay y Perú– emitieron una declaración que llamó a cancelar la Constituyente y liberar a los políticos presos.

El secretario general de la organización, Luis Almagro, afirmó que “hay una mayoría de países de la OEA, en el continente, que está comprometida con facilitar resolución de la crisis en Venezuela” y que seguirán trabajando para fortalecer una agenda de soluciones.


Aumentan las protestas y muertes

Mientras tanto, en Caracas volvía a trascender el derramamiento de sangre. Un joven, Fabián Urbina, de 17 años, se convirtió en el muerto número 67 (de acuerdo a datos del Ministerio Público venezolano) víctima de un disparo por arma de fuego, ejecutada por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana.

En medio de la ola de protestas que comenzó en abril, la oposición había salido a marchar para exigir sus derechos fundamentales. De este grupo que salió, resultaron heridos por perdigones y balas 7 personas, que se encuentran fuera de peligro.
El gobierno hizo la vista gorda por los sucesos, una vez más. Ni quiera el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, quien pronto indicó de manera informal en sus redes sociales, que investigarían “responsabilidad individual” de los cuerpos policiales implicados.

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